Esperas en un semáforo mientras comes unas patatas fritas cuando alguien mete la mano en tu bolsa. Lo miras y piensas: “es él, es igual que él, qué emoción si es él, pero no puede ser él”. Entonces Bill Murray se traga la patata, te guiña el ojo y te susurra:
– Nadie te va a creer.
El mundo es un escenario y Bill Murray no entiende la vida sin improvisación ni sorpresa: irrumpe en fiestas anónimas y monta congas, se fuma pitillos de desconocidos o se pasea por ciudades en carrito de golf.
Todo apunta a que Bill Murray tiene una misión: quiere que seamos mejores personas: más divertidas, menos robóticas, más profundas, menos pedantes. Más libres.
Desde que se graduó en Yale en 1990, Gavin Edwards ha perseguido siempre todo aquello que realmente le interesaba. En su faceta periodística, ha escrito hasta doce portadas de la revista Rolling Stone, además de firmar artículos en las cabeceras más prestigiosas, de la revista Wired al periódico The New York Times. En las estanterías de las librerías, se pueden encontrar hasta ocho libros sobre algunas de sus obsesiones, entre los que destacan la aplaudida biografía de River Phoenix, Last Night at the Viper Room: River Phoenix and the Hollywood he Left Behind y el best-seller VJ: The Unplugged Adventure of MTV’s First Wave. Cuando más recientemente quiso centrarse en algún personaje cultural verdaderamente importante para la historia de EE.UU. y del planeta, dudó entre otros artistas y el actor Bill Murray. Tuvo la suerte de conocer al segundo en una entrevista y, sobre todo, de hablar con muchísima gente que después de cruzarse con él se sentía algo diferente y mejor. Así entendió dos cosas: que quería escribir un libro sobre la filosofía vital de Murray y que la mejor forma para ser nosotros mismos (o la mejor versión de nosotros mismos) pasa por intentar seguir algunas de de las pistas que el actor nos deja. Gavin Edwards sabe, en definitiva, que entendiendo cómo es Bill Murray podemos hacer de este planeta un lugar más divertido, libre y amable.
