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Luz extraña.
Novela.
Múnich, Luchterhand, 2020.
Michael Stavaric
Fragmento
Michael Stavaric nos traslada en Fremdes Licht [Luz extraña] a mundos diversos: a las inmensidades del universo y a un futuro lejano, al hábitat de los inuit y a la zona de la exposición universal celebrada en 1893 en Chicago, la llamada ciudad blanca.
Todo gira alrededor de las historias de dos mujeres: Elaine y Uki. En Winterthur und das Ende der Welt [Winterthur y el fin del mundo], la primera parte del libro, miramos a través de los ojos de Elaine. Después que la Tierra queda destruida por el impacto de un cometa, ella se encuentra en una nave espacial, un Arca de Noé moderna. A bordo hay viajeros elegidos al azar, bancos de datos y material genético de plantas, animales y alimentos. Y están también los sarcófagos. Se llama asà a envolturas para dormir que ponen a quienes las usan en estado de hibernación, con el fin de hacerlos inmortales durante su Odisea, que durará varias décadas.
Elaine Duval, una genetista nacida en el año 2345, habÃa participado antes de la catástrofe en el desarrollo de un programa de clonación. Al mismo tiempo, siempre añoró vivir en un mundo alejado de la civilización. En esto se asemejaba a su abuelo, que de niño se trasladó a Groenlandia, donde habÃan vivido su madre y todos sus antepasados. Eran Tunumiit, groenlandeses del este, apegados a un estilo de vida sumamente tradicional.
También se ubica en este contexto la historia de su antepasada Uki, que se relata en la segunda parte del libro, Grönland und die Weiße Stadt [Groenlandia y la Ciudad Blanca]. En su juventud, Uki entra en contacto con un nuevo mundo, gracias al cientÃfico Fridtjof Nansen, cuya esposa Elaine y Uki se parecen como dos gotas de agua. Stavaric logra, en la ficción, dotar de tal vida al personaje histórico del explorador polar y Premio Nobel de la Paz, que este se integra en la historia de una manera coherente. Por último, la groenlandesa Uki, acompañada por el equipo de Nansen, viaja a Nueva York, para desde allà trasladarse a la Ciudad Blanca.
Luz extraña no solo es el tÃtulo de la novela, sino también su motivo determinante. En el futuro distópico de Elaine solo existe luz artificial, una luz destructiva y peligrosa. En cambio, la vida de Uki está marcada por el resplandor parpadeante de una qullik , una llama de aceite que arde en un cuenco de esteatita.
Michael Stavaric narra magistralmente. La realidad se encuentra con la ficción, el optimismo con la melancolÃa y la vida con la muerte. Se siente nostalgia por la vinculación con la naturaleza de los inuit y temor a las invenciones del futuro; la lectura del libro motiva a percibir el medio ambiente con mucho mayor conciencia. Lo conocido nos revela de repente su extrañeza, estimula a la reflexión y al descubrimiento.
Versión abreviada de la reseña de Erkan Osmanovic, 29 de febrero de 2020,
traducción de Francisco DÃaz Solar
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